martes, 28 de enero de 2014

La ley de pobres




Textos de Rudolf Rocker, narrado con exquisita fluidez verbal para el deleite del lector. Extraido de su libro "Anarcosindicalismo: teoría y práctica".


"La antigua ley de pobres que se dio en 1601, bajo el reinado de Isabel, fue consecuencia de la supresión de los monasterios en Inglaterra. Aquellos monasterios habían mantenido la costumbre de dedicar una tercera parte de sus ingresos al sustento de los pobres. Pero los nobles propietarios, a cuyas manos fueron a parar la mayor parte de los bienes monásticos, no estaban conformes con seguir consagrando la parte de los ingresos a la limosna.

Y fue entonces cuando la ley impuso a las parroquias la obligación de preocuparse por sus pobres y de hallar alguna forma de proporcionar medios de subsistencia a aquellos que veían su vida completamente desarraigada.

Dicha ley veía en la pobreza una desgracia personal, de la que el ser humano no es responsable, y le reconocía el derecho de acudir a la sociedad cuando, no siendo culpa propia, caía en la extrema necesidad y no era capaz de valerse.


Pero la nueva ley de 1834 consideró la pobreza un delito, atribuyendo la responsabilidad de la misma al individuo por supuesta indolencia. Esta nueva ley apareció bajo la nefasta influencia de Malthus, cuya conocida obra sobre el problema demográfico fue concebida en respuesta a la "Justicia Política" de William Godwin, anunciando con torpe palabra que:










" el pobre se abre camino hacia la sociedad como un huésped que no ha sido invitado y que , por tanto, no tiene opción a ningún derecho especial ni a la compasión del prójimo"

Thomas Robert Malthus, clérigo anglicano, en adecuada proporción con las exigencias de su tiempo.








La nueva ley arrancó de las manos de las autoridades parroquiales al pobre y lo fue a poner bajo un cuerpo central designado por el Estado. La ayuda material en dinero o en especie fue casi abolida y sustituida por la work-house.

Prevalecía en las work-houses una disciplina de hierro, para la que toda oposición era objeto de rigurosísimo castigo. Cada cual tenía una tarea que cumplir, y el que no fuera capaz de hacerla era castigado sin comida...

Bajo tan horribles condiciones, se formó una nueva clase social que no tenía antecedentes en la historia: el moderno proletariado... el moderno proletario era el hombre de la máquina, una máquina más, de carne y hueso, que ponía en marcha la máquina de acero, con objeto de crear riqueza para otros, en tanto que el verdadero productor de la misma tenía que perecer en la miseria.

Y no él solo, sus descendientes estaban condenados a idéntica suerte.



La antesala de la ley de pobres

En 1812, las organizaciones laboristas secretas mantuvieron una huelga general de los tejedores de Glasgow. En los años siguientes toda la Inglaterra del norte estuvo constantemente agitada por las huelgas y el malestar que se sentía entre los trabajadores, movimientos que culminaron en la gran huelga de hiladores y tejedores de Lancashire en 1818...

En 1812, el Parlamento votó una ley que imponía la pena de muerte por destrucción de maquinaria. Se ofrecían recompensas por las cabezas de los dirigentes obreros. En enero de 1813, 18 obreros fueron ahorcados en York.


El sabotaje al consumidor por los patronos (públicos y privados)

La edificación de míseros -slums- y viviendas malsanas con el material peor y más barato; la destrucción de grandes cantidades de productos alimenticios para mantener los precios, los constantes esfuerzos por deprimir el nivel de subsistencia de los trabajadores, éstos y otros muchos ejemplos son tipos de sabotaje empleados contra el propio pueblo... ya se han hecho varios esfuerzos en este terreno, que dan testimonio de una nueva tendencia.

Cuando los obreros de la construcción se declararon en huelga, negándose a emplear material inferior y desecho de derribos para las casas de los obreros (1902), la huelga de varios restaurantes de París por negarse a guisar comida en mal estado (1906), la huelga general de Bilbao en la que los mineros en las que se reclamaban medidas de higiene...

    
 
Juan Bravo Murillo "No necesitamos obreros que piensen, necesitamos bestias de labor". Economista y Presidente del Consejo de Ministros, Juan Bravo Murillo.





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