sábado, 7 de diciembre de 2013

España no es Bostwana

Decía el artículo de opinión del periódico leido hoy en internet: hay corrupción pero no tanta.

Es cierto, hay corrupción pero no tanta en la medida más o menos justa en que la inteligencia es adaptativa. El proceso de especulación, popularmente conocido como generar riqueza, gracias al cual se paga el alquiler y el plato de pasta o de arroz de lunes a domingo invita a reflexionar severamente sobre esta harto conocida situación utilizando la empatía.

Yo o nosotros como propietarios que generamos empleo necesitamos una serie de facilidades, más o menos flexibles para establecer nuestras fábricas en un determinado territorio. Abrimos el catálogo legislativo por España. A ver que tenemos:

- cuando superamos los cinco millones de euros de ingresos podemos crear otras sociedades para el blanqueo de capitales, que salen bastante baratas por cierto y las utilizamos para la cesión ilegal de trabajadores, lo que nos permitiría tener un beneficio extra del sueldo de cada trabajador. Los trabajadores son unos benditos, apenas existirán problemas. Las autoridades son fácilmente sobornables para la adquisición de licencias y el fraude fiscal nos permitiría seguir expandiéndonos y creciendo antes de que nos destruya la competencia, aunque es común el oligopolio y pactar precios para no quebrar. Las agencias tributarias y los inspectores se llevan una comisión del 5% del dinero blanqueado, así que es mejor crear muchas sociedades para no dar un canteo elevado en cifras, de la que puedan sacar tajada.


Moraleja: esto es así porque a los inversores en la marca España hay que atraerlos y no espantarlos. Y así será en todos los países, bajo cualquier sistema.



Y ahora, por último, un ejemplo simple y descafeinado de proteccionismo social-económico.



martes, 3 de diciembre de 2013

La desmoralización es buena.

Antes de nada es necesario definir el concepto de desmoralización, pues es un concepto al que se le confiere la propiedad de un individuo para minar la autoconfianza, la esperanza y la alegría en otro. Esto es lo que cualquier sistema y burocracia pública o privada ha utilizado, emplea y empleará hacia su disidencia. Los individuos no disidentes, como es de esperar, recibirán refuerzos positivos o premios y señalarán con el dedo hacia el que no actúa en favor de la sociedad que están creando.

El concepto de desmoralización se refiere a "desmoralizar", a sustituir la moral actual ofrecida por nuestro afamado sistema de valores, no para dar como resultado un sujeto amoral, individualizado y desconectado de la sociedad, sumido en la anomia, sino para reformar sus valores en las sociedades que irán surgiendo según vaya colapsando esta. Se trata pues, no de crear un nuevo hombre, sino de intentar crear una nueva sociedad.

El uso empleado a este concepto no es nada nuevo. Los agentes soviéticos en las democracias capitalistas se servían de procesos de desmoralización con el fin de ocupar las instituciones sociales, crear el nuevo hombre, como parte integrada en la maquinaria estatal en un capitalismo de Estado. El resultado, de haberse llegado a producir, es bastante posible que nunca fuera el esperado y la gente no habría cumplido el programa político porque son una pieza más del Estado. No existe la autoorganización desde las bases populares, sino la organización vertical desde arriba.



En definitiva, el principio, la táctica y finalidad sería desmoralizar, reformar (valores. no confundir con reformismo) y crear una nueva sociedad. Esto no es nada nuevo, como es evidente. Lo hicieron los cristianos, lo hacen toda índole de sectas, lo hace cualquier organización funcional de carácter revolucionario bien fueran los soviéticos, los liberales, los nazis... . Las principales diferencias radican en no obligar a nadie a su conversión a esos valores, en hacerlo desde el mundo del trabajo, en la desburocratización y siempre dirigido hacia la consecución de relaciones humanas satisfactorias en detrimento de los beneficios materiales.


Dicho de otro modo: hay que corregir y reestablecer el equilibrio en la mentalidad, mediante terapias de grupos ideales. El estado de percibir la realidad limitada por los sentidos y pretender cambiar la realidad exterior para seguir estando en este mismo estado, es inviable en una sociedad horizontal y desburocratizada. Es necesario y urgente grupos ideales.