Una mujer ha salido a correr por el
bosque pidiendo ayuda y se tropieza sin querer con una trampa para
osos. Se trata de el preludio de un fin de semana que acabará en
tragedia para una pareja, desde el momento en que siguiendo las
recomendaciones de la Dirección General de Tráfico, deciden hacer
un descanso en el camino y alquilar una habitación de un motel.
Siguiendo con el protocolo del cine,
podremos ver una escena de seso erótico en la que nuestro
protagonista besa a su novia en la cicatriz de la operación de
vesícula. Aquí se nos revela un detalle de la personalidad de
nuestro protagonista: no tiene sentimientos.
Mientras tanto, en algún lugar del
mundo alguien está haciendo la mudanza y es sorprendido por una
família de desconocidos. La cosa acaba a tiros. Una vez más se
confirma la aberración de la família tradicional surgida del
patriarcado romano y el matrimonio germano.
Como defender la vida asesinando
primero es delito, la situación se vuelve escurridiza y conduce al
restaurante donde la pareja protagonista, ha ido a cenar un delicioso
bistec. A las mujeres les suele entrar hambre después del coito.
La pareja es secuestrada pero nuestro
protagonista, todo un fudoken experimentado, consigue escapar.
El género slasher es un asco. Salvo honrosas excepciones como Evil Dead 2013, no deja de ser una absurda pérdida de tiempo insustancial, como casi absolutamente todo el cine, pero entretenido.
Excelente la visión de la carencia de sentimientos del señor al besuquear una cicatriz de operación de vesícula.
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