miércoles, 7 de mayo de 2014

Canalización Francisco Franco



Me dijeron que era el elegido por dios para salvar las almas y crear la ciudad de dios en España. El caso era tocar los cojones, yo sólo quería un cine para mí sólo y tuve que dar industrias a los catalufos y etarras. Todo para petarlos de andaluces. Era lo mejor, sin duda, petar Cataluña de andaluces. Si todos eran como Queipo, la analfabetada estaba asegurada. No me dejaban tranquilo un puto fin de semana en el palacio de El Pardo los putos catalanes, por cierto.
Tuve que sacar a los paletos del campo y mandarlos a la ciudad, mandar apalear a mercheros, desarrollar tecnología para teneros de los huevos, soportar a la folla chusmas-obreras de la Eva Perón que la muy puta quería salir en culos. Pero la tuve que parar y decirle tu a mí en mí país, a visitar a mi pueblo, de puta no me vas. Salió hasta los cojones diciendo que esto era un enjambre de sotanas y chupa ostias. Pero así es Dios y yo no soy nadie para cuestionar su autoridad. Hablo despacio y tardo en contestar.
Al final la cerda de la Eva mandó trigo a España, osea que algo de macho tengo. A ella solo le interesaba ir a las barriadas a ver al lúmpen. Con esas no hay nada que hacer. Si es que llevamos a íberos, visigodos, celtas, la roma imperial, cartaginenses, sangre conquistadora y destino imperial polígamo donde los haya. Me escucha Serrano Suñer y se corre encima. Este era bueno, me las montaba bien. Yo creo que el lema del ejército "alpargatas, mochila y cojones" fue cosa suya. Luego el caso es que años más tarde la cosa se complicó y ya no me querían tanto como antes. Los tecnócratas andaban ahí intentando asomar la cabeza para alcanzar la ubre y joderme la autarquía, cosa que consiguieron, pero con cabeza. A huevos no me ganan. Total, que con los tecnócratas la cosa se entonteció y ya no me veían como un elegido de dios en destino divino. Me convertí en un líder anticomunista. Pero quedan buenos recuerdos de las que montábamos. Cuando había que beber y pecar porque somos humanos, nos cogíamos unas increíbles. Alguno de la emoción se le escapaba la pistola y pegaba un tiro al techo al grito de Arriba España. Los rojos hacían lo mismo, sólo que ellos tiraban granadas a la fogata borrachos en el monte. Si es lo que yo digo, muchacho, te vas al bar, te sientas en una mesa como una persona, bebes una botella de vino y si tienes que tirar una granada te vas al water. Por último os quiero dar un consejo: si os repartís el botín de una guerra entre cuatro y algunos os quieren matar, si lo matáis primero reíd cuanto queráis, pero nunca lo consideréis vuestro enemigo. Aquí todos somos hijos de una entidad antropomórfica enfrentada con otra, con burocracias jerarquizadas cada una. Así que pocas ostias. Un abrazo fraternal de amado líder.

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